8/11/10

laRepúblicaCultural.es

Todo es posible en tono de humor: hasta la tragedia
Publicado el Domingo 24 de octubre de 2010, a las 13:10

Medea Vindicada


Julio Castro – laRepúblicaCultural.es

Si la cosa no fue fácil en la vida de Medea, tampoco lo es hoy día para quienes quieren llevar sus propuestas al teatro de nuestro país. Así se refleja en el trabajo que Débora Izaguirre propone en una visión diferente del personaje de las epopeyas griegas que, a través del tiempo se ha convertido en una mujer maltratada por los hombres durante los siglos, con lo cual hoy día se permite el análisis de su tragedia a través de la historia con otros filtros.

De ahí esta Medea Vindicada (no se rían que esto es muy serio), en la que tanto el autor (Emilio Williams) como la actriz (Débora Izaguirre) traducen la idea en una propuesta en que la tragedia se convierte en comedia… y si se piensa bien, la comedia viene a ser una gran tragedia de nuestros días, cuando analizamos la realidad en que se encuentran todas las cuestiones que la actriz ironiza y satiriza en escena, muchas de las cuales le atañen a ella misma, pero que no tiene problema en acometer de una manera realmente valiente y frontal.

He tenido ocasión de ver otras propuestas y otros formatos de Medea, y hasta ahora me llamaba (y me llama) especialmente la atención la puesta en escena en formato de teatro-danza, de Maite Larrañeta, con su trabajo ¿Qué harías tú si fueses Medea?, en el que parte de un texto con visión alternativa, para exponer su concepto a la tragedia. Esto es muy diferente, pero tiene cierta línea de concordancia en el fin del análisis del personaje.

Así, en esta nueva idea, la Medea, que ya le gustaría trabajar con el apoyo que se da a Bernarda Alba, acaba vengándose a sí misma, pero aprovecha para vengar a todo el gremio de nuevas actrices que quieren trabajar en unas condiciones dignas sin que dependan de unas tetas de silicona, el triunfo en las series de televisión o de a quién se la chupen.

Tenía mi prevención en cuanto a poder encontrarme con un personaje histriónico y falto de sesera, pero me atraía el leve planteamiento inicial, así que he tenido la suerte de encontrar una nueva idea que merece la pena ver, tanto por el contenido como por el trabajo. No es una superproducción, y el carro alado de la huida final no alcanza los “parámetros deseados” para un Hollywood, pero oye… para una inmigrante en Corinto a la que ya llaman la "payo-cólquida"…

A cambio de todo, ella ofrece un trabajo honesto y veraz, en el que aprovecha el viaje para denunciar las condiciones de la mujer, ligadas a las del teatro, a la “traición” de la ministra Sinde, y a los abusos de la SGAE ¡Menuda catarsis final! ¿A que parece complicado conjugar todo esto? Pues hay mucho más, pero sobre todo, hay humor como hilo conductor de la tragedia, de principio a fin, tocando hasta los análisis profundos de analistas y literatas de todos los países, que desvarían en escena en un peculiar tono “muy serio”.

La actriz, que insiste en que no nos riamos, "que esto es muy serio", es consciente de que no es posible evitarlo, porque ella misma se ríe (con toda la seriedad del mundo) hasta del teatro en el que está, e incluso de su propio trabajo. Pero remueve todo de principio a fin, en apenas 60’, y cuando termina, parece que acaba de comenzar.

Sinópsis

Más de 2.400 años después del estreno del clásico de Eurípides, Medea presenta por fin, y sin censura, su lado de la historia.

En este delirante monologo, Medea comparte con el público la verdad sobre su caso: desde las imprudencias sexuales de su marido, Jasón, hasta el asfixiante ambiente misógino y xenófobo de Corinto.

Bajo el estrés de los focos, agravado por el siempre fisgón Coro Griego, la actriz que representa a esta Medea rompe en un delirio que le lleva a compartir mucho más de lo que debiera… cosas que ningún autor clásico, ni ninguna actriz que quisiera volver a trabajar, se hubieran atrevido a decir encima de un escenario.

No se rían…

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